Los últimos de Filipinas fueron 33 militares que vivieron las últimas horas del imperio español en Ultramar. El hecho histórico ocurrió en la isla de Luzón de Filipinas, concretamente en la iglesia de la humanidad mientras defendían el último reducto del Imperio. La valentía, obediencia, y respeto al mando fueron las señas de identidad de cada uno de ellos. Sus heroicidades durante los 337 días de encierro, en unas condiciones infrahumanas, les condujeron a salir con vida de aquel férreo asedio. Muchos de los protagonistas de esta historia, basada en hechos reales, nacieron y murieron en el más profundo anonimato. Las vidas de estos supervivientes en los dos puntos extremos que unen Filipinas con España es digna de relatar. Fue la sociedad de la época, las leyes del momento histórico, la influencia social, las deficientes comunicaciones de aquel tiempo y la lejanía del lugar, las que hicieron que aquellos hombres, buenos por naturaleza, se encadenaran a un cambio que no habían elegido.