Este estudio proviene de los restos de materiales extraídos referidos a un tiempo y a un espacio. Por un lado, ‘El Lobo’, un yacimiento entre el Neolítico y el Calcolítico que fue descubierto en 1957 y que se encuentra al este de la capital pacense, junto al cauce del Guadiana y cercano al barrio de San Roque. Está el asentamiento llamado ‘Granja Céspedes’, el nombre de una finca perteneciente entonces a José Fernández López, a escasos kilómetros de la ciudad, situada en el margen derecho del Guadiana, entre éste y la desembocadura del Caya, muy cerca de Portugal por tanto.

Se trata de una serie de ídolos-placas hallados en 1956 por uno de los obreros que trabajaba en los desmontes para ubicar un pajar. Se encuentran desde entonces en el Museo Arqueológico Nacional. Algunas de esas placas son las que aparecen en la portada del libro. Fue precisamente sobre estos espacios donde trabajó el arqueólogo, fallecido en 2006, Lucio Molina Lemos, quien dirigió varias campañas. Lucio Molina aglutinó un grupo de jóvenes estudiantes de historia que decidieron hacer prácticas en arqueología.

Partiendo del marco geográfico territorial (geología, suelos, climatología, vegetación e hidrografía sobre el río Guadiana), el autor acomete una descripción de diversos asentamientos, tanto del neolítico como del calcolítico, ubicados en la cuenca media del Guadiana, en territorio portugués y en Andalucía, para centrase después en los poblados de ‘El lobo’ y de ‘Granja Céspedes’. En ambos yacimientos realiza un exhaustivo estudio sobre sus características. la historia de los asentamientos y del entorno, las campañas de excavación que se llevaron a cabo, la estratigrafía, estructuras y análisis de los materiales extraídos(cerámica, hueso y piedra). El libro termina con unas apreciaciones globales de la muerte.